¡Cuidado!
El semáforo como indicador de riesgo en una crisis
¿Te imaginas una ciudad en cualquier parte del mundo, por pequeña que sea, sin semáforos? ¡Qué caos sería! Nadie sabría por dónde ir, dónde pasar, cuándo parar o cuándo seguir su camino. Nadie sabría lo que está permitido, lo que es riesgoso, o prohibido. Y peor aún, aumentarían dramáticamente los accidentes. ¡Todos estaríamos en riesgo!
En 1860, John Peake Knight, creó el primer semáforo en Londres, como una señal de control de tráfico del sistema ferroviario, que después se aplicó para los automóviles. Hoy es un referente internacional de tráfico en cualquier ciudad del mundo.
El semáforo es un sistema de alerta simple y claro, y no solo sirve para controlar el tráfico de vehículos. En México, y en la mayoría de los países, por ejemplo, durante la pandemia, los gobiernos instalaron un semáforo de riesgo como una herramienta de comunicación para alertar del nivel de amenaza epidemiológica y orientar a la población sobre las actividades económicas y sociales permitidas.
El significado de los colores del semáforo es universalmente conocido por todos. Es una poderosa herramienta de comunicación para alertar a la población sobre diversos peligros.
Sus colores no son una coincidencia ni fueron elegidos al azar. El verde, amarillo y rojo cuentan con un espectro de visibilidad alto y pueden reconocerse desde lejos sin confundirse con otros colores.
El rojo es el color con mayor longitud de onda, significa alto total, es un color brillante que asociamos con “peligro”. El amarillo fue elegido un color de transición, es una advertencia. Finalmente, el verde, significa libre tránsito.
Con esta misma lógica cromática, el semáforo es muy usado en la práctica del manejo de crisis para establecer indicadores de riesgo y calificar el grado de amenaza que representa una crisis. Su formato visual e iconográfico es de fácil comprensión y muy eficaz para informar a la población cuando se atraviesa una situación de alta incertidumbre.
A nivel estratégico se usa para valorar la gravedad de una crisis, monitorear su evolución y anticipar escenarios posibles para diseñar y activar las acciones de respuesta.
El semáforo debe ir acompañado de una estrategia de comunicación, en dos aspectos:
1. Conceptualización
El semáforo debe estar respaldado de la semántica del significado de cada uno de los colores, de acuerdo a los criterios que se usen para calificar la gravedad de una crisis, éstos varían según la crisis y los parámetros que defina cada organización.
Los criterios y parámetros una vez definidos son inamovibles.
2. Difusión
Los criterios y parámetros que correspondan a cada color deben ser conocidos por los públicos de interés, por eso es muy importante que todo semáforo de riesgo vaya acompañado de campañas de sensibilización.
Algunas veces, cuando la crisis se alarga en el tiempo y se prevé una recuperación lenta o regreso gradual a la normalidad, también se usa el degradado de colores para matizar aún más el nivel de riesgo y la gravedad de la emergencia.
En la crisis de una organización, el semáforo no sólo será una guía para la elaboración y aplicación de la estrategia de comunicación, también será una herramienta que permita identificar la evolución de la crisis misma, y en función de esto, evaluar la efectividad y eficacia de las acciones emprendidas.
El semáforo es un sistema de alerta insustituible. Y llegó para quedarse.
¿En tu organización lo han utilizado?
Como parte de un programa de manejo de crisis, en Ventura Comunicaciones realizamos el siguiente semáforo para orientar a las organizaciones a calificar el grado de vulnerabilidad que pueden enfrentar cuando se presenta una crisis. El semáforo es de uso interno y sobre él se pueden diseñar estrategias para atender la emergencia.
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