PASTA DE CONCHOS: UNA DEUDA PENDIENTE
El 19 de febrero de 2006, la mina 8, Unidad Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, sufrió una explosión por acumulación de gas metano, 65 trabajadores murieron y solo dos cuerpos fueron recuperados, el resto quedó sepultado. Los especialistas técnicos y las autoridades de entonces consideraron que la recuperación de los restos de los demás mineros era de alto riesgo.
Una de las banderas políticas y de campaña del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue rescatar los cuerpos de los mineros y honrar su memoria mediante la reparación moral del daño. Sin embargo 18 años después, y a unos meses de que el actual presidente termine su sexenio, la tragedia de Pasta de Conchos sigue vigente, sin avances sustanciales. Las familias continúan con la exigencia de priorizar el rescate de los restos de los 63 mineros atrapados tras la explosión en la mina.
No obstante, los acuerdos asumidos por el presidente López Obrador y su solidaridad con las familias mediante el Plan Integral para la Reparación y la Justicia de Pasta de Conchos, los familiares siguen considerando que existe “incumplimiento ante la falta de avances claros para lograr el rescate de los mineros” y lamentan cada año “no poder darles digna sepultura a sus familiares”.
Rendición de cuentas
Después de una crisis, la sociedad y los grupos afectados siempre demandarán medidas para que no se repita otra tragedia similar, a través de estrategias para garantizar la seguridad y bienestar de la población en riesgo y zonas vulnerables. Sin embargo, lo sucedido en Pasta de Conchos no ha sido referencia de aprendizaje, organizaciones sociales han señalado con insistencia que actualmente “no hay medidas de no repetición ni seguridad en la zona carbonífera de Coahuila” para que tragedias similares no sigan ocurriendo como la del 3 de agosto de 2022 en la mina El Pinabete, en Sabinas, Coahuila, donde 10 mineros quedaron atrapados.
En México, en los últimos años, la actuación de las mineras en la región carbonífera de Coahuila ha sido motivo de denuncia y polémica debido a que se han registrado más de 100 muertes de personas dedicadas a la minería, de acuerdo con la organización Familia Pasta de Conchos, que agrupa a familiares de fallecidos.
Cerrar una crisis conlleva inevitablemente a rendir cuentas. Todas las crisis, y con mayor razón las manejadas por el gobierno, exigen un proceso de rendición de cuentas participativo y público, en dónde se escuchen todas las voces. Cuando no es transparente y satisfactoria para los afectados, surgirá el reproche social de que el gobierno incumple por incapacidad o por conveniencia política.
La rendición de cuentas hace posible una catarsis que libera tensiones y estabiliza el ambiente político y social. Es necesaria porque las crisis traen consecuencias perniciosas a personas, comunidades, sectores sociales o al medio ambiente, y por lo regular son producto de acciones, omisiones intencionales o imprudentes de las organizaciones o de personas específicas. La sociedad y las victimas exigen saber quiénes son los culpables y piden que sean sancionados. Cuando hay una rendición de cuentas abierta, pública, transparente y se procede con justicia, las personas más afectadas entran en una catarsis, una purificación de emociones, un sentimiento de justicia y reivindicación de que sus demandas fueron atendidas. Si no hay espacio para que se produzca esta catarsis social, las tensiones se acumulan, y la confrontación aumenta, las demandas de justicia seguirán perpetuamente.
Después de una crisis siempre quedan las heridas abiertas
Como parte de esta rendición de cuentas, el gobierno realiza actividades de remediación de tipo emocional (emotivo) a fin de producir esta catarsis social muy necesaria para sanar heridas; y de tipo legal para hacer justicia, se crean comisiones de la verdad para sancionar los hechos y castigar a culpables, y solo después, siempre y cuando se haya cicatrizado la herida, se construyen monumentos que conmemoran el hecho o en memoria de las víctimas y se realizan eventos públicos de tipo artístico, entre otras acciones.
En la rendición de cuentas es frecuente que el proceso se politice, por lo que son imprescindibles instituciones de justicia fuertes e independientes que realicen investigaciones transparentes e imparciales. Siempre habrá grupos de interés que intentarán ocultar o reservar el asunto, debido a las consecuencias negativas que podría representar para sus carreras políticas, imagen pública, incluso efectos legales de tipo administrativo y penal.
Existen muchas formas de evitar la rendición de cuentas, pero la más usada es apostar al olvido, que consiste en desviar la atención hacia otros temas, disminuir la presencia en la agenda pública esperando que el asunto se desgaste y pierda interés público. Una segunda estrategia, es la de señalar y castigar a chivos expiatorios para encubrir a los verdaderos responsables. Una tercera es burocratizar el asunto, a través de acciones paliativas que nunca llegan al fondo del problema con el objetivo de retrasar los procesos, tales como crear comisiones, volver a realizar las investigaciones, delegar el asunto a otra administración, y tratar de llegar a acuerdos económicos con algunos familiares para dividir el movimiento, etc.
La rendición de cuentas es importante para el desarrollo de un país y para la estabilidad de un gobierno, significa que las autoridades aceptan y aprenden de sus errores, reconocen las fallas sistémicas y la posición de la que deben partir para realizar las acciones correctivas necesarias más allá de intereses políticos y económicos.
Una crisis puede producir escenarios de confrontación permanentes que desestabilicen a un gobierno o por el contrario una crisis puede ser la oportunidad para fortalecer su legitimidad si se actúa con honestidad y sentido social, anteponiendo el interés público a los intereses particulares.
Pasta de Conchos no ha sido referente de aprendizaje en el manejo de una crisis de las mineras en México, pero tampoco de los distintos gobiernos quienes no han sabido responder ni dar solución a las demandas de los grupos afectados, y mucho menos hacer justicia. La transparencia y la rendición de cuentas aún es un asunto crítico pendiente tanto del gobierno como de las empresas… Queda mucho por hacer en la prevención, manejo de crisis, aprendizaje de las experiencias, rendición de cuentas y reparación de daños.